Cuando se pierde la actividad estrogénica se producen una serie de síntomas que pueden afectar la calidad de vida de nuestras pacientes. La sintomatología puede ser leve, pero en ocasiones cursa con insomnio, sudoración, cefaleas, irritabilidad, fatiga, falta de concentración, disminución de la líbido así como el síndrome genitourinario. Este síndrome se debe a la afectación vulvovaginal y de las vías urinarias debido al déficit de hormonas sexuales. Los síntomas pueden ir desde sequedad, ardor, dolor, irritación hasta urgencia miccional, molestias al orinar e infecciones urinarias de repetición.
Novedad contra los sofocos de la menopausia
Actualmente disponemos de un nuevo tratamiento que no es hormonal contra los sofocos. Desde el primer día de tratamiento es muy eficaz. Se trata de un fármaco antagonista selectivo del Receptor de la Neuroquinina 3(NK3): Fezolinetant. Su nombre comercial es veoza.
Los sofocos producen un impacto negativo en la calidad de vida de la mujer. Hasta un 80% de las mujeres menopáusicas los padecen, y de estas, en un 25% son severos, afectando al sueño y a la calidad de vida.
La Neuroquinina 3 es una pequeña proteína que actúa como estimulante de las neuronas. Cuando hay un déficit de estrógeno se produce una sobreproducción de esta Neuroquinina 3, produciendo una sensación brusca de calor. Este fármaco se une selectivamente a sus receptores, impidiendo que la Neuroquinina 3 actúe. Por lo tanto no es una hormona, pudiendo ser usado en pacientes con contraindicación para el uso de hormonas.